Cuantas veces has vivido de las ruinas de un castillo que nunca se construyó? Yo, muchas. Hoy, una de ellas.
Cuando la ilusión nos invade y nos aferramos a ella haciendola nuestra... Se va. Se va como ese aire que pasa por tu lado y te despeina sutilmente aunque apenas lo notes. Se esfuma. Y con ella, se va un pedacito de tu esfuerzo, de tu optimismo, de tu energia, de tu orgullo, de tu honor. Se va, se van tan rápido que no te das cuenta que ya no está hasta que notas su vacío. Ese vacío que llena el estómago de ese nudo tan familiar que te oprime y te llega hasta el pecho y que a veces te impide respirar. Ese extraño vacío que llega a tus ojos y los hace llorar...
Hoy he perdido una ilusión. Hoy se ha cerrado una puerta. Qué me puede ayudar? A qué me aferro ahora?
AOtra. A Otra de ellas. No voy a parar hasta que la encuentre. Voy a encontrar de nuevo esa ilusión que me devuelva a ese estado donde se te hinfla el pecho y te ayuda a caminar. Recta y firme por donde pisas. Esa ilusión que te susurra al oído que tú eres su ama y eres la mejor que ha podido encontrar.
Estoy segura que la encontraré. Y volveré a vivir de las ruinas aunque aún nada se haya construido. Porque la vida vale la pena que sea vivida desde la ilusión. Desde la emoción. Porque vivirla desde la decepción es muy aburrida. Ya la conozco demasiado. No la quiero vivir más así. La voy a mirar desde ese otro ángulo. Porque la receta para construir mi castillo del futuro es añadirle a todo un poquito de chispa...
La Chispa de la vida....
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